Sentir compasión significa trascender la dualidad entre el ‘tú’ y el ‘yo’, sentir que somos parte de todos los seres vivientes, de la naturaleza. La compasión no entiende de credos, es amor genuino, ganas de colaborar y respeto.
Sentir el sufrimiento de otra persona es sentir compasión. Según el Dalái Lama, la compasión es la capacidad de sentirnos cercanos al dolor de los demás y la voluntad de aligerar sus penas. El budismos por ejemplo sostiene que para tener “un corazón compasivo”, primero debes cultivar la empatía, es decir la capacidad de ponernos en la “piel” del otro.
Según el filósofo francés Francesc Torralba el problema de la palabra ‘compasión’ es que evoca en nuestra sociedad un complejo de superioridad, una mirada de lástima hacia alguien. Hasta llegar al punto de escuchar la frase de: “No necesito tu compasión”.
La compasión casino pa natet hace que nos sintamos unidos al otro, a su situación vital, hasta el punto de querer ayudarlo. Por lo tanto la compasión no es exclusiva de ninguna tradición en concreto y por lo tanto no requiere de ningún acto de fe.
Gracias a la empatía, nuestro ‘yo’ siente a los demás ‘yoes’, y esta es una práctica especialmente olvidada en una sociedad caracterizada por la indiferencia hacia los otros.
Por lo tanto, cultivar la compasión requiere receptividad. Vaciarnos en cierto modo, saber escuchar al otro sin olvidarnos de nosotros mismos. Si somos mu críticos, no somos compasivos con nosotros mismos. Como Einstein en su época pronunciaba: Estamos contaminados por la ilusión de separar el “yo” y el “tu”.
¡Quién necesita piedad sino aquellos que no tienen compasión de nadie!.
Cultivar la Compasión,