Estirar loas músculos y liberar la respiración parar vivir sin tensiones. El cuerpo es el crisol donde los procesos psíquicos y energéticos se materializan. Es el instrumento con el que sentimos, pensamos y actuamos.
Inhibición emocional
Ante la aparición de un dolor –físico o emocional-, el cuerpo tiene un primer sistema de supervivencia: la contracción y la tensión. Con ello, comprime las terminaciones nerviosas y disminuye, así, el flujo de la información dolorosa. Por ejemplo, a raíz de un traumatismo en la rodilla, para encontrar un apoyo que no sea doloroso, la rodilla, probablemente, girará hacia dentro. La tensión de los músculos que mantienen esta rotación tirará a su vez a la cadera, provocando un desplazamiento de la pelvis o de la articulación que, a su vez, será equilibrado por una rotación de la columna que, quizás, acabe desplazando unas vértebras cervicales.
Con el tiempo, posiblemente, aparecerá un dolor en el cuello o en el brazo; o quizás sea una víscera, un nervio o un vaso comprimido el que se queje… todo ellos como consecuencia de la lesión de rodilla, que habrá sido, por entonces, ya olvidada.
Un sencillo ejercicio de respiración te ayudará a descubrir tus bloqueos:
Túmbate en el suelo, boca arriba y cierra los ojos. Durante unos minutos observa el ritmo de tu respiración, cómo el aire entra y sale. Intenta pasar el peso de tu cuerpo al suelo.
Para ello, imagina que, en cada respiración, al expulsar suavemente el aire, conduces tu energía hacia las diferentes partes del cuerpo. Sería algo así como si fueran parte de un globo que quisieras inflar. Conduce tu atención hacia el cuello, los brazos, las manos, el tórax, la pelvis, las piernas, los pies…
En cada zona puedes plantearte ciertas preguntas: ¿Qué siento cuando llevo la respiración a esa pate de mi cuerpo? ¿Me resulta sencillo rellenar ese espacio? ¿Hay zonas donde mi consciencia no quiere ir? ¿Qué siento entonces?
Este pequeño ejercicio te dibujará el mapa de tus bloqueos y quizás te dé algún dato sobre las zonas de tu ser que necesitan tu atención.
Nudos de cuerpo y alma,